Mariana Pineda Muñoz tuvo una vida breve y una muerte injusta, pero se convirtió en un mito y en un símbolo de la libertad. Silenciada durante los gobiernos absolutistas y ensalzada bajo gobiernos liberales y progresistas, la figura de Mariana Pineda se convirtió en una inagotable fuente de inspiración para poetas y dramaturgos, entre ellos, Federico García Lorca, quien escribió una obra de teatro en la que recreó su vida.
Mariana de Pineda nació en Granada el 1 de septiembre de 1804. Con una infancia difícil a sus espaldas, Mariana inició su vida adulta a los quince años. En 1819 contraía matrimonio con Manuel de Peralta, once años mayor que ella y con el que tuvo un hijo y una hija. En 1822, Mariana quedaba viuda y al cargo de dos pequeños.
Durante el reinado de Fernando VII los liberales eran perseguidos y Mariana Pineda les daba refugio en su casa, pues comulgaba ideológicamente con ellos y preparaban una rebelión liberal. Mariana Pineda tenía el encargo de confeccionar el estandarte de la revuelta, con el lema Libertad, Igualdad y Ley. Adquirió con este fin, una tela morada en cuyo centro cosió un triángulo verde, que eran colores masónicos y no de la bandera nacional (como luego dice la leyenda). Debido a que no sabía bordar encargó la confección de las letras a dos de sus criadas, lo que acabó por ser el motivo de su ruina, ya que un clérigo que mantenía relaciones con una de las criadas vio la bandera y alertó a su padre, realista radical, de que la revolución estaba cerca; el padre denunció la conspiración a las autoridades.
El 18 de marzo de 1831 la policía entró en la casa de Mariana, donde encontró la bandera; Mariana fue detenida y encarcelada, acusada de insurrecta. Su abogado la intentó defender, pero fue en vano y Mariana fue condenada a muerte. Así, el 26 de mayo de 1831, con tan sólo veintiséis años de edad, Mariana Pineda fue ejecutada en el Campo del Triunfo de Granada. La ejecución, que pretendía ser un escarmiento y una advertencia a los liberales, convirtió a Mariana en víctima y mártir. Después de que su cuerpo fuera trasladado en distintas ocasiones, finalmente encontró el descanso eterno en 1856 cuando fue enterrada en la cripta de la catedral de Granada.
MANUEL DE CASAS HERNÁNDEZ; 2º BACH. B
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